La reflexión sobre género y salud reproductiva en América Latina, en la última década, abarca un vasto espectro de desigualdades y excesos que se configuran como problema de salud pública: incremento indiscriminado de tecnologías reproductivas (anticonceptivas y conceptivas) que perjudican la salud de las mujeres; anticoncepción centrada en la esterilización femenina; elevada tasa de abortos clandestinos e inseguros; atención pre-natal precaria y alto predominio de partos con cesárea; altos índices de mortalidad materna; carencia de exámenes preventivos de cáncer de cuello y de mama; crecimiento de la epidemia HIV/SIDA entre mujeres; embarazo en la adolescencia, entre otros.

El enfoque de las relaciones sociales de sexo/género, puede ser utilizada con distintas acciones, incluso como sinónimo de mujer, ya que las mujeres ocupan un lugar importante en la reproducción, sea en la responsabilidad de la anticoncepción, sea en la vivencia solitaria y arriesgada del aborto o aún en el deber de procrear sugerido por las Nuevas Tecnologías Conceptivas (NTCs). Esta es una perspectiva de análisis transversal a todos los procesos sociales, o sea, constitutiva de las relaciones sociales y por lo tanto de las relaciones de dominación, poder y jerarquía históricamente construidas entre los sexos.

La práctica de la anticoncepción y del recurso al aborto siempre han generado y generan problemas con trasfondo ético religioso y moral, pues interfiere en la vida humana.